Un poco de historia de la gastronomía bretona, un poco de Le p’ty mon
La calidad de los ingredientes de la Bretaña francesa hace de su gastronomía, una cocina simple y de sabores naturales.
Las Crêpes (crepes) son una especialidad regional y hay de dos tipos: la crêpe dulce hecha con azúcar, miel, jamón, mermelada o combinaciones; y la sabrosa variedad del sarrasin, hecha de harina de alforfón y servida con huevos, queso, panceta o una combinación de varios de éstos.
Crepe dulce de nutella.
Y para acompañar las crepes nada mejor que la sidra y el vino. El popular vino, Muscadet, viene de la punta extrema sur de Bretaña, cerca de Nantes.
Otra protagonista de la cocina bretona es la galette, que se prepara en base a harina de trigo sarraceno (trigo negro).
En cuanto a la crêpe, la masa se prepara con harina de trigo y es dulce. La de mantequilla y azúcar es la más clásica de las crêpes.
La mantequilla salada es uno de los elementos esenciales de la cocina bretona. Las prósperas y verdes praderas bretonas tienen la particularidad de dar una leche perfumada y una mantequilla cremosa, salada con sal marina.
Su presencia es permanente y obligatoria en la mesa. Es la compañera inseparable del pan.
Ya se trate de galette o las crêpes, el sabor auténtico e inimitable de la mantequilla fresca salada es uno de los elementos más importantes de esta larga tradición culinaria.
¡Buen provecho!